Ha sido miembro desde hace mucho tiempo de la escena de las startups nórdicas, invirtiendo principalmente en innovaciones basadas en la ciencia pero, por supuesto, también en empresas

de software e Internet. Como inversor, ha trabajado en estrecha colaboración con los entornos

de incubadoras del Real Instituto de Tecnología de Estocolmo y de la Universidad Tecnológica

de Chalmers en Gotemburgo. Durante los últimos 20 años, las empresas de su cartera cerraron, regresaron de entre los muertos, conquistaron el mundo, se vendieron a los principales actores

de la industria y también cotizaron en las principales bolsas de valores, devolviendo todo de 0 a 52 veces su inversión inicial. Su principal interés en este momento es la inteligencia artificial, el análisis predictivo, el arte de los nuevos medios y la computación cuántica. Siempre está buscando oportunidades de inversión interesantes, pero en este momento tiene muchas dudas sobre el sector tecnológico en general y cree que definitivamente estamos en una burbuja de startups

(que eventualmente se desinflará).